En una tarde que parecía rutinaria en el Bronx, el ambiente en los Yankees dio un giro tan inesperado que ni los propios jugadores pudieron disimular sus miradas de asombro. Alex Rodríguez había regresado al estadio por primera vez en meses para una visita informal… pero lo que ocurrió allí parecía sacado de una serie dramática de Netflix.
Juan Soto, relajado, sonriendo y rodeado de compañeros, decidió soltar una bomba que nadie vio venir. En medio de una conversación casual, bajó la voz, miró de reojo a Rodríguez y lanzó la frase que dejó a todos petrificados:
—“A-Rod, tengo que admitir algo… tu hija mayor me encanta.”
El silencio que siguió fue tan intenso que hasta el sonido de los bates golpeando en el campo se detuvo por un segundo. Varios jugadores se giraron al mismo tiempo, como si hubieran presenciado algo prohibido. Uno incluso soltó un “¡bro, no!” entre risas nerviosas.
Alex Rodríguez parpadeó, sin saber si acababa de escuchar una confesión… o el inicio de una telenovela deportiva. Por un instante, su expresión fue totalmente indescifrable. Pero en lugar de molestarse, dejó escapar una sonrisa sorprendida y dijo:
—“Bueno… al menos tienes buen gusto.”
El comentario provocó una mezcla de risas, incredulidad y murmullos. Un testigo —totalmente ficcional para esta historia— aseguró que uno de los coaches incluso tuvo que apoyarse en una pared porque “no podía creer la audacia” de Soto.
Más tarde, en el túnel del estadio, Soto habría comentado con su círculo cercano que la hija de A-Rod “lo tenía loco” desde hace tiempo y que esta podría ser su oportunidad de acercarse. La noticia, como era de esperarse, corrió como pólvora por los pasillos, los vestuarios… y, supuestamente, incluso llegó a oídos de la joven involucrada.
¿La respuesta? Aún un misterio.
¿Está interesada? ¿Sorprendida? ¿Divertida? Nadie lo sabe.
Pero el simple hecho de que A-Rod no cerrara la puerta —y hasta sonara ligeramente divertido— encendió las redes.
Los fanáticos están en modo detective, analizando cada gesto, cada publicación, cada mirada captada por las cámaras. Algunos ya hablan de “la pareja inesperada del béisbol”. Otros dicen que esto es solo el comienzo y que Soto podría estar preparando un movimiento aún más atrevido.
